martes, 23 de noviembre de 2010

Apolo, Cirene, su hijo Aristeo, el olivo, el hinojo, la miel, la cebada, la leche y los quesos




Apolo, Cirene, su hijo Aristeo, el olivo, el hinojo y la miel

Datos obtenidos

La tierra prometida de Cirene y el fantástico tesoro que guardaba, el silphium, tienen una historia oficial y otra mitológica que difieren entre sí, pero que nos lleva al estudio de la planta más importante que la humanidad tuvo en la antigüedad.
 En Tesalia había una bella mujer que se dedicaba al pastoreo, su nombre era Cirene (hija del rey de los lapitas), célebres estos por luchar contra los centauros. Apolo la observó un día en el bosque y se enamoró de ella cuando la vio luchar contra un león, al cual derrotó con sus propias manos. Suponemos que eso debió erotizarlo mucho y siguiendo el consejo de un centauro decidió raptarla y llevársela en su carro de oro. Huyó con ella al norte de África, a una región de Libia, cuyas tierras le regaló y que desde entonces se llamaron la región de Cirene. Producto de ese amor nació un hijo al que llamaron Aristeo, el cual, sus padres, se lo confiaron a las Musas. Estas le enseñaron el arte de la predicción, la adivinación, el poder curativo de las plantas y todo lo relativo a la medicina basada en la herboristería. También le enseñaron la apicultura, las diferentes formas de cultivar el olivo y el arte cinegético. En su madurez llegó a ser un hombre sabio y piadoso, se cuenta que en cierta ocasión libró a los habitantes de las islas Cíclades de una terrible peste que los azotaba y, no precisamente con su sabiduría con las plantas, todos los días hacía un ritual al dios Zeus, este, en agradecimiento y conmovido, envió un viento suave y fresco que alejó para siempre la enfermedad. También la leyenda cuenta que el centauro Quirón le enseño a hacer quesos  difundiendo la técnica a los demas mortales.



La realidad, siempre la realidad!!!, la que mata a los sueños y a los soñadores


La realidad fue otra y muy distinta, en el año 630 a.C. la isla de Thera, como todas las Cíclades, padecía una terrible sequía, eso unido a una superpoblación y consecuentemente a la superexplotación de las tierras, hizo que la miseria llevara a sus habitantes a pasar hambre. Consultado el Oráculo de Delfos se interpretó que varios de sus ciudadanos deberían irse de la isla en dirección al norte de África; sabia decisión ésta, ya que al bajar la población sería mejor el reparto de los recursos. Las autoridades buscaron voluntarios, pero nadie quería marcharse así que se seleccionó a un grupo de personas que tuvieron qué exilarse forzosamente. Una tormenta los hizo regresar y los habitantes los expulsaron a pedradas, así que no tuvieron más remedio que hacer de nuevo el viaje. El lugar elegido fueron las costas de Libia, donde fundaron la ciudad de Cirene, que significaba etimológicamente, en lengua griega, suspiro, suponemos que por la añoranza de su tierra de la que habían sido expulsados. Pronto los nuevos colonos se mezclaron con los habitantes de aquellas tierras y se aclimataron al terreno. Entre las plantas autóctonas había una parecida a un hinojo gigante que llamaron Silphium y de la que pronto supieron sacar provecho.


Datos alternativos
En las fiestas Galaxias (R. Galas, Leche) realizadas en honor a Apolo se le ofrecía una torta de Cebada cocida con leche


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